jueves, 30 de abril de 2009

News news news

Mientras la inspiración y transpiración por las historias y recuerdos van regresando paulatinamente, un nuevo y genial blog ha nacido.

Si alguna alma descarriada pasa por este bajoneado blog, deléitese en:

http://www.digoyodigoyo.blogspot.com

martes, 7 de abril de 2009

Obras inéditas

Hace tiempo que no escribo ni leo nada. Por alguna razón, el interés ha disminuido, mas no desaparecido. Pero por ahora, simplemente, no lo hago.

Los cuentos, los posts, los textos indefinibles, están publicados en el blog o bien guardados, casi olvidados.

Sin embargo, desde hace unos días, he vuelto a pensar en ellos, a recordar de qué trataban esos textos, en lo mediocres o medianamente aceptables que eran, en cómo los había escrito, qué sentía o pensaba en ese momento, en las cosas que puede haber logrado, queriéndolo o no, que pensaran o sintieran los incautos e incautas que alguna vez pasaron por mi blog. También recordé esos momentos mágicos, los que más me gustaban, los que no tenían explicación lógica, esos momentos en que empezaba a escribir y, mientras lo hacía, las ideas seguían surgiendo, los cambios aparecían, los finales se perfilaban, los recuerdos y las imágenes volvían, felices o punzantes; eran momentos en los que yo prácticamente perdía el dominio de lo que hacía, de lo que escribía, simplemente, en el papel o la computadora, las palabras aparecían casi espontáneamente, y me sentía muy bien, casi flotando, casi fuera de este mundo, casi feliz.

Y después, las correcciones interminables, que a veces me desquiciaban, quizás inservibles, como inservible es probablemente todo lo que he escrito. Pero me gusta hacerlo.

A pesar de ello hoy me resulta tan difícil escribir siquiera una línea que me convenza que, al primer párrafo que escribo, borro todo. Además, no se me ocurre nada, ni ficticio ni real; los recuerdos, fidedignos o atrofiados, también parecen haberse ido de vacaciones. Simplemente, no sale absolutamente nada.

Pero, he vuelto a pensar en esos textos del pasado y, por un hecho que ha ocurrido hace poco, en los que vendrán (si es que vienen), también. Y supongo que eso es bueno.

Lo que ha sucedido es que mi laptop, donde tengo (tenía) todo lo que, mal que bien, había escrito, simplemente se apagó. La pantalla quedó en negro y no hubo forma de hacerla funcionar.

La llevé al servicio técnico, a la misma Sony, el sábado pasado y ayer lunes, cuando llamé, me dijeron que lo más probable era que tendrían que formatearla (o “reformatearle”, no recuerdo cómo se dice).

Lo que temía estaba sucediendo. Cuando la laptop se malogró, pensé en todo lo que tenía guardado: trabajos de la universidad, canciones, videos, fotos, recuerdos y, sobre todo, los textos que había escrito desde que sentí esa extraña necesidad y gusto por escribir.

Los trabajos de la universidad, son lo de menos. La música, más allá del par de rarezas y ediciones pérdidas que hallé por la web, puede recuperarse. Las fotos y videos, en algunos casos han sido compartidas y podré tenerlas otra vez; y las que nadie más tiene, se irán por el túnel del olvido, lamentablemente.

En cuanto a los textos, no queda mayor registro, salvo por lo del blog, uno que otro papel impreso o escrito a mano, y algún borrador que guardé en mi e-mail, el resto probablemente se perderá.

Posts que nunca colgué porque no me convencían o no estaban aun terminados; ideas sueltas, que no calificaban como genero alguno; pequeños y furibundos artículos, sobre política, deportes, religión y otros temas que, sin mayor razón o necesidad, escribí; y cuentos. Cuentos que nunca terminaron de convencerme, que quedaron en borrador, en apuntes, en textos avanzados con varias e interminables correcciones, cuentos que cuando eran releídos me alentaban a seguir escribiendo o me convencían de mi total ineptitud y nulo talento para escribir. Todo eso está a punto de ser perdido.

¿Qué queda? Darse a la tarea, si el deseo o la necesidad aparecen, de reescribir todo. En base a lo impreso, a lo guardado en el correo y, sobretodo, a lo que queda en la mente, creo que me daré a la tarea de volver a empezar. Ese deseo o necesidad de los que hablo, tarde o temprano, estoy casi seguro, aparecerán.

De lo que no estoy casi, sino totalmente seguro, es que nada de lo que reescriba será lo mismo. Supongo que no reescribiré lo que me parece que nunca valió la pena, y que lo que sí vuelva a escribir, será poco o muy parecido a lo que hice, o completamente distinto, pero nunca igual. Lo escrito se perdió.

Y pensándolo bien, rehacer los textos que crea salvables, será bueno, si es que lo hago, porque me dará nuevas ideas y podré corregir y mejorar las antiguas. Es más, empecé este texto escribiéndolo como una idea suelta, que fue creciendo, dándose casi sola, como en los viejos tiempos y como me gusta, de un tirón, sin mayor preámbulo o planteamiento de lo que escribiré, sólo escribí. Y no voy a corregir. (Y quizás ponga esto en mi blog). Creo que estamos empezando bien.

No obstante, siempre queda un poquito de pica, de rabia y pena, por lo que se perdió, por esos momentos de desfogue intelectual, pasional, visceral y demencial, y un poco artístico también, quizás.Solo queda esperar a que llegue el momento de escribir de nuevo, o darle a la fuerza hasta que salga algo. Por ahora termino esto, pensando en lo que se perdió, en lo que fue pero no será, en el descanso eterno de lo que escribí; pensando que los textos que se perdieron, por desgracia o fortuna, tendrán al menos la reivindicación de ser catalogados (aunque sea sólo por mi) como una obra. Aunque sea inédita.