lunes, 21 de abril de 2008

El primero de esos recuerdos

De niño, yo vivía con mi mamá, mi abuela y mi hermana; y rodeado constantemente por mis primas y tías maternas (a quienes ya no quiero). A mi papá, lo veía a diario, pero sólo un rato; y a mi hermano, algunas veces, los fines de semana.

Debido a ello, a la constante presencia femenina en mi vida, era demasiado consentido y sobreprotegido. Y creo que eso fue lo que forjó mi forma de ser e hizo que sea retraído y callado (mas no afeminado, siempre es bueno aclarar), y bastante tímido también (aunque ahora ya no lo soy tanto).

Por ello, por esa forma de ser, solía parar en mi mundo, imaginando cosas, situaciones y seres.

Para colmo, por mi casa no había gente de mi edad, y los únicos amiguitos que tenía eran del kínder, pero ninguno vivía cerca, así que yo pasaba las tardes simplemente alucinando cosas.

Sin embargo, una nueva vecina llegó, y se hizo amiga de mi mamá. Entonces me enteré que había llegado otra persona de mi edad. Pero había un problema, esa persona era una niña.

A los seis años, rodeado siempre de mujeres, conocer a una niña no era algo que me emocionara. Es más, ni siquiera quería conocerla.

Pero a mi mamá esto no le importó y me llevó a su casa. La niña se llamaba Sofía.

Recuerdo que al principio, en casa de la vecina, mientras ésta y mi mamá conversaban Sofía y yo permanecíamos sentados al lado de nuestras respectivas madres, sólo mirándonos de vez en cuando, pero muy callados.

Así pasaron los días, hasta que nos vimos forzados a sentarnos sólos, uno al lado del otro, pero no sirvió de nada, pues mientras ella jugaba con sus muñecas, yo hacía lo mismo con mis carros o con el playgo.

Pasada una semana, creo que mi mamá y la vecina se dieron por vencidas, porque no insistieron más. Así que cada uno iba por su lado, sin prestarle mayor atención al otro.

Hasta que un día, cuando estaba en el jardín de mi casa que daba a la calle, mientras probablemente estaba observando hormigas o construyendo algo, noté que Sofía pasó y me sonrió, pero yo bajé la mirada y seguí en mis cosas.

De pronto, ella regresó corriendo y me llamó y me dijo, algo agitada, que la siguiera que tenía que ver algo. Al principio no le hice caso, pero ante tanta insistencia, la seguí.

Sofía se detuvo al lado de una tapa de desagüe, o algo así, y me dijo que mirase por la rendija. Fui ahí cuando vi que un ratoncito de color blanco asomaba el hocico. Entonces me quedé sorprendido y vi a Sofía muy emocionada, moviendo los brazos, pidiendo que abra la tapa. Lo intenté, pero no pude.

Desde ese día, todas las tardes íbamos a jugar con ese roedor, dándole comida o molestándolo con alguna rama, pero nunca pudimos verlo en “cuerpo entero”. Sólo veíamos su bigotudo hocico y nos moríamos de la risa.

Gracias a ese bicho, tomamos confianza y nos hicimos amigos. Aunque claro, siempre era Sofía la que pasaba por mi jardín, buscándome, mientras yo me “hacía el loco” y simulaba estar haciendo otra cosa cuando ella llegaba, aunque en realidad estaba esperándola.

Todo aumentó cuando nuestras mamás no nos dejaban jugar con ese animal porque era sucio y asqueroso, según ellas. Entonces Sofía y yo nos volvimos cómplices, y al menor descuido, corríamos a jugar con nuestro pequeño amigo.

El resto del tiempo, cuando Sofía me hacía caso, lo pasábamos sentados en el pasto, jugando, hablando de no sé qué o viendo televisión, y cuando ella era la que decidía, corríamos como locos, aunque yo moría a los 5 minutos, debido a los bronquios.

La imagen que tengo de Sofía es una: vestido largo con florcitas y una cinta en la cintura; zapatos blancos que siempre terminaban sucios y una vincha que trataba de mantener en orden su pelo larguísimo, negrísimo y lacio.

Por esa época recuerdo que leía comics y algunos cuentos infantiles, y luego se los contaba a Sofía y ella me miraba, sentada sobre el jardín, riéndose mucho cuando hacía algún gesto que representara la acción.

Así, poco a poco, las tardes se convirtieron en mis momentos preferidos, y recuerdo que estaba intranquilo hasta que Sofía salía de su casa, siempre sonriente y lista para jugar a lo que sea, recién entonces yo era feliz.

Aunque a esa edad yo no me daba cuenta, fue con Sofía que empezó a formarse mi carácter tonto y enamoradizo. Porque si, debo admitir que siempre he sido como una quinceañera (versión masculina), que se enamora de una chica que ve aparecer de la nada, de sus ojos, sus labios, su voz, o cualquier detalle, y empiezo a alucinar toda una historia con ella, aunque sé que probablemente nunca más la veré.

Pero bueno, la cosa es que la chiquita me gustaba, o algo así, porque a esa edad aun no se sabe muy bien qué es eso, y además estaba eso de la timidez extrema.

Y así como Sofía fue la primera muchachita que hizo que sintiera algo, fue también la primera que se fue. La primera que me hizo imaginar mil historias y sentirme en el aire, para después dejarme totalmente bobo y abandonado.

Claro que eso no fue decisión de ella. Lo único que supimos era que tenía que mudarse, y que en una semana se iría. Me sentía triste, tristísimo. Y entonces hice algo que, la verdad, no recordaba, pero ahora que viene a mi mente me sorprende.

Recuerdo que le escribí una carta a Sofía. No tengo idea de lo que escribí y no puedo imaginarme que pude haber escrito a esa edad. Sólo sé que tenía pensado darle la carta el último día. (Años más tarde, ya de joven, haría otra carta, para otra persona. Algo que, tal vez, algún día contaré).

Cuando ese momento llegó, me moría de la pena y los nervios, hasta que Sofía le rogó a su mamá que nos dejara ir a ver al ratoncito, para que se despida de él. (Se me vino toda la nostalgia mientras escribí este párrafo).

Ahí nos quedamos, jugando un ratito, mientras yo tenía la carta en el bolsillo. Hasta que nos llamaron. Entonces Sofía me miró y me dio el más dulce abrazo de mi vida. Y yo le respondí, totalmente rojo y nervioso, con un besito, para después salir corriendo muerto de la vergüenza. Corrí y corrí, pese a los bronquios, con la carta ya en ese momento en mis manos y los ojos aguados.

Cuando ya no pude seguir, me quedé sentado en un parque por un largo rato, hasta que apareció mi papá, que justo había llegado a verme. Y supongo que mi mamá le había explicado, porque solo me sonrió y me cargó, sin decirme nada. Creo que esos silencios, en esos momentos, siempre se agradecen.

Cuando llegué a mi casa Sofía ya se había ido. Fui a mi cama y lloré un rato, para después quedarme dormido. Después de eso volví a mis tardes solitarias y empecé con los recuerdos y con los mundos inventados, muchas veces ideales.

Así pasaron los años, y no volví a ver a Sofía.

Pero conforme pasó el tiempo, me fui dando cuenta, cada vez más, que gracias a un ratoncito, y sobretodo gracias a Sofía, fue (mal que bien) que escribí mis primeras líneas.

Y gracias a ella, también, aprendí que un cariño sincero, aunque sea temprano, permanece toda la vida, y no sucumbe al tiempo ni al olvido.

43 comentarios:

JoseLo dijo...

Puma, esta muy chevere.
No te olvides que ya sale el "Perdonen la tristeza" versión bolsillo

Jassy dijo...

¡¡¡Que precioso!!!!!!
Mi pequeño de 4 años me dijo el otro dia que tenia novia y lloré
Quizas con este tu relato aprendi a que el tambien tiene su mundo y tendrá sus recuerdos y debo desde ya respetar su vida, hecharle una mano pero no entromenterme...en fin. Gracias.

BELMAR dijo...

¿melancolía?

Adriana dijo...

Que linda historia pero a la vez triste! y q fue de la cartita?? no la tendrá guardada tu mamá, las mamis guardan de todo!
Uyy se me hicieron agüita los ojos
Besos, gracias x tu visita

Estrambótica dijo...

Hermosísimo, la inocencia del primer "enamoramiento" es increíble :)
me hizo acordar muchísimo a Pushing Daises :)

Hiskka dijo...

...mis ojos tambien se aguaron mientra tu corrias con la carta en la mano...
En estos dias la melancolia me ha hecho compañia.
Un abrazo, hermoso relato

|andi.na| dijo...

Oh dios.
Creo que leerte, justo hoy, fue lanzarle piedritas a mi corazón en cuarentena. Aunque, irónicamente, colocaste una curita inocente en él.
Perdóneme la tristeza usted a mi.
Un placer conocer este blog.
Seré comentario.
Saludos verdes e infrecuentes.

Lorelay dijo...

Ahora entiendo el nombre de tu blog... linda historia de recuerdos infantiles, aquí queda demostrado que los amigos verdaderos permanecen en nuestro recuerdo a pesar del tiempo y las distancias.

la canción me encanto!!!

Besitos

Lore

OmaR dijo...

una buena manera de empezar a escribir por más traumante que parezca... todos tenemos un 'debut', una 'extraña primera vez' Xd...

• [ ]Kaleidoskopeye dijo...

buen eskrito..

gracias por pasar
aveces es bueno leer algo korto y honesto

Cleopatre dijo...

excelente...dioz me emocionó.
no sé...pero si entiendo perfectamente tu historia algo parecido me sucedió casi a la misma edad y bueno también ahora...y eso de la versión quinceañera, óyeme no son los quince...creo que uno siempre tiene que ser sincero con sus sentimientos tenga la edad que tenga o si es chico mejor!
que emocionante en verdad.
confieso que hasta 'lagrimié'.

saludos!

María Teresa dijo...

te imaginé pequeñito y escribiendo la carta a Sofía. Qué dulce el primer amor! Bien puma :)

Unknown dijo...

Ohhhh que cosa tan linda te pasó!!
Caray esos "amores" de chiquititud son inolvidables.
Sabes, deberías (así como no quiere la cosa) buscar a Sofía y averiguar en que anda,sería re lindo conversar con ella, después de tanto tiempo, no crees??

Bso

maria. dijo...

carajo.
otro suspiro robado.
pero dimee!!!!
como son esos amores.... cuando se reencuentran??.
yo solo he llegado hasta las ilusiones. suenios. y las mil maneras de un final feliz.
que claro.
claro.
hasta ahora no lo he tenido.

BETTINA PERRONI dijo...

Ahhh, como duele cuando un ser querido tiene que alejarse contra su voluntad... eso si vale tanto recordarlo...son cosas que no desaparecen con el tiempo.

Me encantpó tu relato :)

hpereyraf dijo...

AHH he llorado ... q lindo q tierno ... un hombre con sentimientos (gracias diosito existían) ... en realidad eres lo q las chicas y algunos chicos (me incluyo jajaja) quieren ... solo q ya sabes ... los chicos malos también jalan y ya uno se desmadra después ...

Víctor Flores Lazo dijo...

Bueno, muy bueno.

Escribes bien ah...

Sofia es un nombre precioso.

Saludos...

Rolando Escaró dijo...

que tal historia... de una forma u otra, nos econtramos con una persona que nos abre las puertas a un nuevo mundo

Nohelia dijo...

Muy tierna esta historia.

Bechos

Julius Contreras dijo...

Uhhh, amigo. Los amores infantiles dejan mucha huella. Yo me acuerdo del mio: como tonto la rechacé solo porque me creia el cuento del club de Tobi. Sonseras de niño.
Y tienes razón: esas niñas dificilmente se vuelven a cruzar por tu camino. Un abrazo.

varguitass dijo...

alaaaaa qué recuerdos

a esas personas ya no se les vuelve a encontrar, entre otras cosas, porque si te la encontrarás qué le dirías?

raro no?

mejor así


saludoss


.

Nathaly dijo...

Yo recuerdo mi amigo de infancia, los dos estábamos parados sobre la cama de mi hermana y no sé porqué le tire en la cara un super almohadonazo que lo hice caer de espaldas ... desde esa vez no fue la misma amistad, él se enojó, yo no quise hablarle y así dejamos de ser amigos (eramos vecinos).

Otro amiguito de la infancia (ahora es un chico guapísimo) me hizo caer sobre un tronco pequeño, me hice unos cortes en las costillas (lado izquierdo) donde tengo dos lunares bien lindos.

Kim Basinguer dijo...

Me ha encantado tu historia y la canción que la compaña.Enganchas...

PIER dijo...

Que recuerdos más dulces..
Me haces recordar...
Un primer amor una hermosa amistad una que otra lagrima por la soledad.. y la convicción latente de que esa niña siempre estara en tu corazón.
Una historia preciosa entrañable..
te dejo abrazos.

LiterataRoja dijo...

¡¡Casi me haces llorar!! Personitas como Sofia marcan nuestra existencia y nos hacen mejores personas!!!

Me dieron ganas de abrazarte!!

Chio dijo...

Q lindo, yo tb tuve un amor de pequeña, 6 años y llore y llore porque me mude de casa. :(

Pero siempre te acuerdas con sonrisas en la mente ...

venus dijo...

hay que sabe que los hijos son prestados.. tiene su mundo.. sus desiciones incluso desde pequeños.. este relato cae perfecto..

besos

Dacrux dijo...

orale te las rifaste valedor, este texto si me llego matarile rile ro ciertamente al final semos enamoradizos no zorros que es diferente pero asi nos encantamos desde un raton asta una cuenta bancaria hahahaha

Soldadito Anónimo dijo...

Bastante bueno, sobretodo tierno...

Saludos

En tus manos O.o°• dijo...

amo esa cancion



me encanta!!!!!!!!!!!!!!!


kiss

Jassy dijo...

pasando a saludar
beso

Gonzo Ganza dijo...

Te perdono la tristeza.

markín dijo...

Siempre estamos a merced de un pretexto. Hasta un ratoncito sirve. esa mujercita , imagino, no debe huir de los ratones en la actualidad, al contrario, también ella, quizá, se llene de recuerdos.

Un adiós, unas lásgrimas, y una padre oportuno en sus silencios.

Chau.

Anónimo dijo...

La mayoría de las veces que leo tu blog, se me viene una palabra a la cabeza: CANDIDEZ. Pero esta vez más que nunca.
Hermosa historia. Los amores inocentes de esa edad, duran mucho más en nuestros corazones que otros amores más maduros.
La cacnción que elegiste, aunque no sé si tendrá mucho que ver, es maravillosa, una de las que más me gusta de Vicentico.

Cariños

Unknown dijo...

hermoso el himno nacional de la asociacion del termos del mundo :)

.].ëXh!B¡ç¡øN!§Ta.[. dijo...

No son tus palabras las hermosas, sino la ternura inmensa que expresas utilizándolas simple y sinceramente.

Sofía... tan dulce... ¿y nunca le entregaste la carta? Yo diría sin miedo que ella fue tu primer amor. Suerte la tuya de poder atesorar entre tus sublimes recuerdos un episodio digno de película. Mi niñez fue más solitaria que eso.

Te agrego a mis links. Besos tibios.

Basquiat dijo...

entonces le agradeceremos todos, ha sido realmente grato leerte, sigue asi.

Elmo Nofeo dijo...

Esos cariños/amores adolescentes suelen ser tiernos, inocentes e inolvidables.

Saludos.

OmaR dijo...

oye, excelentes las citas que has puesto.. muy buenas en verdad...

Dennisa Enmarañada dijo...

La canción para acompañar pudo ser "Un beso y una flor" aunque en versión JoseRD "...Al partir, una carta y un raton"

jeje

mmm...linda historia, tu infancia se parece a la mia, todos tenemos un bonito recuerdo del primer amor, por ser inocente y tierno a la vez, ya postearé algo menos sexual.

:)

Dennisa--->nada conmigo

El perro andaluz dijo...

¿Dónde andará Sofía?

Morbridae dijo...

Bellísimo... Espero que el destino decida que se crucen.

flor dijo...

No hay relato más tierno en el mundo... me alegró la tarde =D

Además me hizo acordar a un cuento de Cortázar que está en final del juego, que trata de niños y amor y jazmines... no recuerdo el nombre :S

En fin, deberías leerlo (si es que aún no lo hiciste).

Te sigo leyendo! Besote