sábado, 2 de febrero de 2008

Oportunidades perdidas



• Santiago está en una discoteca junto a unos amigos, y amigos de estos. De pronto una de las chicas, ya algo ebria, lo abraza y empieza a conversar con él. Pasan los minutos y ambos se quedan callados. Santiago sabe que puede salir algo interesante de ese encuentro, y sabe también que para eso debe mantenerla cerca suyo; sin embargo ya no están abrazados. Santiago piensa en algo que decir, una palabra precisa, una frase inteligente, pero nada, como de costumbre en esos momentos (y en esa época) su mente se queda en blanco. Piensa: qué diría Sabina. Pero el silencio sigue. Pasan los segundos, los minutos, Santiago ve que todo puede irse al tacho. Y así sucede. La chica le dice que regresa en un minuto. Santiago sabe que es mentira. Comprueba todo un rato más tarde, la chica está besándose con uno de sus amigos, Javier. Días después, Javier le cuenta a Santiago que aquella chica ha sido el mejor sexo de su vida.



• Santiago conoce a Cecilia hace unos meses. Está enamorado de ella, pero no se lo ha dicho. Cecilia es delgada, alta (poco más alta que Santiago), casi siempre usa lazo y tiene un peinado estilo sesentas, es de risa fácil (y cuando ríe arruga la nariz), ojos cafés y dice frases que ella cataloga de “inmortales” (que lo son). Santiago y Cecilia salen a menudo, conversan por horas, ríen, callan, les gusta la música, la literatura, ambos se consideran suicidas potenciales y no se imaginan la vida sin pizza. Son felices juntos. Pero el tiempo pasa y todo se vuelve insoportable para Santiago, sabe que tiene que decirle a Cecilia lo que siente. Necesita hacerlo. Se prepara por semanas, se mentaliza, se da fuerzas, piensa en las palabras que dirá, piensa todo el día en ese momento, sueña despierto con esa ocasión. Son mediados del 2002. Llega el día elegido para confesar su amor y lo más extraño sucede. Santiago había pensado muchas veces en ese instante, y por alguna razón todo estaba sucediendo tal y como lo imagino: el lugar, lo que toman, los temas de conversación, la ropa de él, la ropa de ella, todo. Todo sucede como él lo soñó. Cuando llega el momento clave, el momento de decirlo, Santiago empieza a dudar. Pasan los minutos de manera tortuosa, las palabras no salen, el valor no se presenta. Todo lo soñado sucede hasta ese instante, salvo por el final, que en sueños era perfecto. Santiago no menciona el tema. Y pasa el tiempo. Cinco años después Cecilia vive en Buenos Aires, pero está de visita en Lima. Se encuentra con Santiago, conversan por horas, salen, se divierten, todo es como antes. En la noche, después de unos tequilas, Santiago escucha dos cosas que jamás olvidara. La primera: Cecilia le dice que cuando vivía en Lima quería estar con él. Que siempre lo querrá. La segunda: en seis meses regresa a Lima por unos días, pero no vendrá sola, regresará para casarse.



• Santiago está en el departamento de Germán en una despedida algo improvisada. Se conocen prácticamente desde siempre, son grandes amigos. Germán se va a Alemania. Esa noche le cuenta a Santiago que en realidad no sabe cuando volverá, que quizás se quedé más tiempo que los seis meses permitidos por la visa. Esto toma de sorpresa a Santiago, pero no dice nada, solo le desea lo mejor. Pasan las horas. Al momento de despedirse Santiago abraza brevemente a Germán y dice unas cuantas cosas, no todas las que piensa o siente. Germán se lleva “prestado” un cd de Cake de Santiago. Santiago se queda con un libro de cuentos de García Márquez que es de un tío de Germán. En el fondo cree que lo verá pronto. Está equivocado. Han pasado tres años y Germán sigue por Europa. Cada vez que Santiago pasa por el (ex)departamento de Germán, cada vez que está algo o bastante ebrio, cuando escucha a Sabina, Fito o Calamaro, cada vez que se acuerda del colegio, piensa en su amigo, en su hermano. Piensa en las cosas que no le dijo, en el abrazo fuerte y sincero que no le dio.



• Santiago vivió con su abuela, su madre y su hermana hasta los quince años. Después empezó a vivir con su padre. Pasan los años y Santiago ve cada vez menos a su Abuela. Cuando la visita (rara vez), en casa de su tía, siente pena, deseos de llevarla consigo a un lugar mejor. Pero sabe que no puede, pues aun es algo joven y no tiene cómo. Quizás por eso no la visita a menudo. La abuela está cada día más débil. Santiago siempre le pregunta a su madre por ella; las respuestas siempre son: está muy bien, es muy fuerte. Santiago sabe que es mentira, que su madre le dice eso por protegerlo, por evitarle la pena. Pasa el tiempo. Es mayo del 2007. En lo que va del año Santiago no recuerda cuando fue la última vez que vio a su abuela, aunque siempre piensa en ella. Se entera que ha sido internada. Decide visitarla. Pasan los días y no lo hace, está entretenido con una persona que ha conocido hace poco; han empezado sus clases, no encuentra tiempo; aunque en el fondo sabe que lo tiene. Es lunes, Santiago está decidido en ir a ver a su abuela antes del viernes, se lo promete a si mismo, se lo jura; quiere verla, necesita hacerlo. El martes recibe una llamada, es su madre, su abuela a muerto. Santiago llora inconteniblemente, tiene pena, furia. Llora a escondidas. Sabe que no pudo despedirse de su abuela, no tuvo el poco respeto de ir a verla antes. No pudo darle un beso, no pudo decirle adiós. Todo quedará en un silencio eterno (eterno y tormentoso). Jamás lo olvidará.


13 comentarios:

Anónimo dijo...

Genial, me encantó.

Jen dijo...

Santiago pierde muchas oportunidades, todos somos como él... sin darnos cuenta.

Me ha gustado tu blog y a mí también me encanta Sabina, te linkearé para seguirte los pasos.

Un besito

JoseLo dijo...

oe puma: te amo weon.
esta muy bueno
ahora espero con ansias el numero 3 aunque tenga mas titulos que este.

Anónimo dijo...

Oye que bueno, la verdad que me ha gustado mucho. Avisa cuando haya post nuevo pues. Y dile a Santiago que no siga perdiendo oportunidades. Beso.

varguitass dijo...

,

buena historia, Santiago es un ser demasiado triste. Creo en las cosas que salen del momento, de esas que no se piensan, no digo que toda la vida tiene que ser así, pero muchas veces vale más improvisar porque todo sale más natural, pero Santiago no lo sabe y en pensar qué hacer se atormenta y nunca lo hace

buena historia. la canción de Calamaro excelente, es de mis preferidad

saludosss


.

Anónimo dijo...




Yo he perdido tantas oportunidades en esta vida... Pero ahi sigo "pa'lante"


Me encanta el colorcito plomo de tu plantilla ejeje...


Un besote!


Unknown dijo...

me llego al corazon! nuestros abuelos son lo maximo, lo mas grande q no da la vida, depende de nosotros hacerlos sentir asi, ellos nos muestran el camino por donde debemos ir y si tripesamos ellos estaran ahi siempre pa levantarnos.

Angélica Camacho dijo...

Me he sentido como Santiago en alguna oportunidad, terrible realmente. Felizmente esas inseguridades cambiaron en mi. Ahora no me quedo con nada dentro. Eso es vivir el momento con todas las energías posibles y mucho de espontaneidad.

Voy a planear una visita a mi abuelita en estos dias, me dio ganas de darle un abrazo!

Grande Calamaro!

Unknown dijo...

Buen post! casi lloro.. me senti un poquito identificada,. no por mi.. pero en fin
beso

markín dijo...

Y queda uno pensando en las veces que nos pasó, pasa y pasará.

Por eso, el común HAZLO debe estar presente, siempre.

Gabriela Taipe dijo...

Creo que el más grave fue el de la abuelita.
Como dicen ,todo tiene solucion menos la muerte

JRodriguezD dijo...

Gracias por la sinceridad

Unknown dijo...

oe piensa como german ya te he dico carajo! sabes cuando fui al concierto de calamaro en bacelona, llore cuando canto las oportunidades, me acorde del marco de la puerta con la letra, tambien me acorde de tu cuerpo de batman de los 70 y del casset con los aviones. y pense en natalia, cuando vamos al queirolo. despues a la sirena, (racumin con palo santo, culo con cigarro)