viernes, 11 de abril de 2008

Encuentros eternos

(He intentado escribir esto con un estilo distinto. A ver si se nota la diferencia con post anteriores o si se parece a “lo de siempre”. Bueno, ojala al menos se entienda).


Después de leer algunos posts antiguos, me di cuenta que casi siempre he escrito las cosas que me han dejado mal parado. Por eso decidí escribir esto, porque no siempre me va mal en todo, o al menos no del todo, que, creo, ya es bastante.

Por ejemplo, con María me fue bien; o en realidad me fue más que bien, me fue extraordinario. Aunque claro, como es una constante en mi vida, todo terminó muy rápido, porque duró dos semanas. Pero bueno, fueron dos semanas inolvidables, eso no se puede negar. Y fue durante esas dos semanas que tuvimos nuestro segundo encuentro.
Ahora explico porqué segundo.

María y yo nos conocimos creo que desde siempre, pues nuestras familias eran – y son – “amigas” (ambas del norte de Perú). Así que cada vez que nosotros íbamos al norte, o ellos venían a Lima, la pasábamos juntos, y jugábamos o corríamos por ahí todo el tiempo, sobre todo cuando éramos muy niños.

Recuerdo que así, entre juego y juego, llegó nuestro primer encuentro, que fue distinto al segundo, pero parecido también.

Teníamos 11 o 12 años y juntos descubrimos, escondidos, algunas cosas nuevas, sorpresivas, quizás intensas, pero dulces, eso si. Ese fue nuestro primer encuentro porque fueron varios días, y algo gracioso que me viene a la mente ahora es que a la hora de comer nos poníamos nerviosos y no hablábamos, sino que engullíamos todo, sin mirarnos, para después salir corriendo de la casa, a “jugar”. Ahora recuerdo todo eso con cariño y con alguna sonrisa. Y se me vienen más recuerdos, pero mejor lo dejamos ahí, porque mejor paso a lo del segundo encuentro y a su diferencia y similitud con el primero.

Después los viaje disminuyeron y aunque entonces nos vimos menos, siempre hubo complicidad y gran confianza, pero nunca tuvimos oportunidad más que para un besito travieso y fugaz, casi como jugando.

Y así pasaron algunos años hasta nuestro segundo encuentro, que fue, como ya dije, distinto al primero, pero muy parecido también.

Supongo que no se comprende muy bien esto de “distinto pero parecido”, pero creo que al final se entenderá.

María y sus padres se iban a vivir a España, a Madrid para empezar. Y creo que estuvieron en lo correcto con eso de “para empezar”, porque ahora ya no están en España, sino en Inglaterra, según supe la última vez.

Pero bueno, la cosa es que se quedaron poco más de dos semanas en mi casa y todo fue genial y dulce y nuevo y dulce otra vez y otras cosas también.


(Y acá viene un pequeño, pero creo que necesario paréntesis. En el post pasado conté mi triste y eréctil historia con Mary, y que ella también se quedó en mi casa y que casi pasa algo con ella. Bueno, lo que quiero explicar es que no con todas las que vienen a mi casa o se quedan unos días, pasa lo mismo, solo pasó con estas dos, aunque claro, fueron situaciones totalmente distintas. Así que ninguna señorita que venga, o quiera venir, tema por su integridad, a menos quiera, claro).


Cuando llegaron, no podía creer lo linda que estaba María. Siempre lo había sido, pero después de pasar un tiempo sin verla estaba preciosa, y había crecido mucho, y todo le había crecido mucho también. Creo que es la chica más linda con la que tenido algo. No, no creo, estoy seguro.

Recuerdo que el primer día fue todo tranquilo solo retomando algo de confianza, lo que al principio fue algo difícil por lo deslumbrado que estaba, pero con el paso de las horas todo fue como antes.

Al segundo día salimos, porque felizmente yo era el encargado de entretener a la hija de “mis tíos” (de cariño), y ahí si, a solas, comenzó nuestro segundo encuentro. Todo empezó como jugando, aunque suene como canción vieja, pero es la verdad. Entre las bromas y risas de siempre vinieron los roces de mano, los abrazos y luego besos, miles y más lindos e inolvidables cada vez. Y así nos pasamos la tarde y parte de la noche, y creo que así nos hubiéramos pasado la vida, si nos dejaban. Pero no. Siempre teníamos que regresar. Aunque al final, por paradójico que parezca, ya no quisimos salir de la casa. Ahora explico.

Ya al día siguiente volvimos a salir, pero esa vez además de la ternura y el cariño con que nos tratábamos, había algo más, algo que no estuvo presente cuando éramos muy niños: las hormonas; o lo que sea que causa la excitación. Si, era eso, excitación, lo demostramos y lo hablamos, claro que entre risa y risa. Recuerdo que cuando conversamos de ello, María me dijo “ay te pusiste nervioso, estás temblando”, y tuve que recordarle mi tembladera eterna y entonces me dijo “ah verdad, cómo pude olvidarlo” y nos reímos y le dije que por ella me temblaba el corazón, y otras cosas más, en fin, cosas que uno dice en esos momentos y que después recuerda con cierta vergüenza, pero que siempre diré que son frases necesarias en esos momentos.

Lo cierto es que teníamos que regresar a mi casa y entonces, después de comprobar “superficialmente” que a María las hormonas la estaban afectando mucho, le propuse, con todo el miedo del mundo, que me “visitara” en la noche. Felizmente ella aceptó, claro que después de poner cara de indignación solo para verme sufrir un ratito, porque según ella, así, después de sufrir un poquito, se disfrutan más las cosas. Recuerdo que el resto del camino la pasamos discutiendo, abrazados, ese tema. Yo decía que no, que mejor es simplemente disfrutar, pero María insistía y me decía que no la contradijera que ya vería que tenía razón. Aun espero que tenga razón.
Así empezó todo este segundo encuentro y creo que ya se puede notar que era parecido al primero porque el cariño y la ternura siguieron, pero fue diferente a la vez, porque ya éramos grandes y experimentamos más.

A veces uno no cree en el destino y se queja por ciertas cosas, pero esa vez el destino, o un pésimo arquitecto, o quizás ambos, me ayudaron. ¿Por qué?, porque cualquiera que conozca mi casa sabrá que mi cuarto tiene dos puertas. Si, dos. Una da a la salita donde todas las puertas se encuentran, y la otra da a una habitación para visitas. Que era la habitación de María (porque sus padres se quedaron en otro cuarto).

Bueno, gracias al destino, a un pésimo arquitecto o lo que sea, María y yo pudimos encontrarnos esa noche y las siguientes, todas las que pudimos, todas las que tuvimos.

La primera estuvo llena de nerviosismo pero fue bonita, memorable. Recuerdo que al comienzo estábamos muy conscientes de que éramos personas que se conocían de toda la vida, y al principio fue algo extraño, pero después todo fluyó. Lo que vino después, los días siguientes, fue un desbande total, una sobredosis de cariño, que, creo, es la mejor sobredosis que hay.

Esas dos semanas fueron inolvidables. Cuando salíamos íbamos de la mano, felices sin nadie que nos conociera, y en mi casa, escondidos, pero contentos.

Y debo confesar que quizás por una extrema excitación o porque en el fondo sabíamos que teníamos poco tiempo, hicimos el amor dos veces por día durante dos semanas, e incluso algunos días fueron tres. Es cierto. Como también es cierto que perdí muchos kilos, y me quedé muy débil porque casi ni comía. Pero valió la pena.

Recuerdo que lo hacíamos en la mañana, cuando todos estaban fuera, y a veces en las tardes, cuando había oportunidad. Pero las mejores ocasiones eran en las noches, cuando todos dormían.

Yo dejaba la puerta que daba a su cuarto entreabierta, y con la luz apagada simplemente esperaba por ella, muy ansioso, hasta que ella aparecía, con su ropita chiquita, siempre tan fácil de sacar, y me decía que yo tenía suerte que fuera verano, porque sino vendría con buzo y chompa, y yo le decía “ojala qué siempre sea verano en nuestra cama”, y ella solo reía, arrugando la nariz. Y otra vez esa frase de la cama me parece algo tonta, pero, como ya dije, en esos momentos eran frases necesarias.

Recuerdo también una noche que casi nos descubren, y pensamos acá se acabó todo, o acá se acabaron nuestras vidas, pero felizmente logramos salir airosos del percance. Era casi medianoche cuando el papá de María había ido a buscarla a su cuarto, y nosotros lo escuchamos. Después vino a mi cuarto, no sé si sospechando algo, o solo por preguntar, pero tuve que abrirle la puerta y decirle que tampoco sabía dónde estaba, aunque claro que lo sabía, la tenía dentro del closet de mi cuarto. Lo único que se me ocurrió fue decirle a su papá que la busque en la cocina y eso hizo, fue cuando María aprovechó para salir por la otra puerta y encontrarse con su papá para decirle que estaba tomando agua.

Si, esa vez estuvo cerca. Nos quedamos asustadísimos, pero eso no impidió que termináramos lo que habíamos dejado. “No dejes las cosas a medias” me dijo esa noche María, con una media sonrisa y sus ojos traviesos; “lo que se ha quedado a medias, con el susto, es mi erección”, le dije tratando de ser divertido, y luego la abracé y entonces si que no quedo nada a medias.

Y recuerdo otra noche en que casi también nos descubren fue cuando nos quedamos totalmente dormidos y ya amanecía, pero felizmente nos despertamos, mi erección y yo, aunque no sé si en ese orden, justo a tiempo para darme cuenta que el sol ya salía y que era mejor postergar un nuevo round para dentro de unas horas y enviar a María a su cuarto.

Y ahora recuerdo otras cosas de esas “noches secretas”, como las llamaba María, otras situaciones intensas y divertidas, otras frases algo bobas ahora pero necesarias en su tiempo, y tantas otras cosas, pero creo que eso no lo contaré. Es bueno siempre tener recuerditos secretos.

Cómo son las cosas, tantas anécdotas en tan poco tiempo, porque a veces así es la vida, te da de porrazo una gran dosis de buena vida, y ya depende de uno aprovecharla, o lamentarse por no hacerlo (como usualmente me ha pasado). Yo aproveché esa oportunidad, estoy seguro de ello.

También hay recuerdos fuera de mi cuarto, fuera de nuestra “base de operaciones” como le llamamos por esas dos semanas. Como cuando un día salimos a comprar gaseosa para el almuerzo en casa y por alguna razón lo olvidamos y regresamos 4 horas después, porque habíamos estado caminando y hablando.

O cuando tomamos más de la cuenta, por Miraflores, y no paramos hasta quedarnos sin un sol, porque toda la noche fue un brindis más que esto no se acaba, aunque sabíamos que ya se acaban las dos semanas; pero eso no importaba, aunque no tuviésemos como regresar a mi casa.

O ir al cine y no ver la película en absoluto y luego no saber qué decir cuando nos preguntaban en casa si nos había gustado y si habíamos caminado mucho porque estábamos muy agitados.

O los “besos picantes” de María, que solo me daba después de que salíamos a comer y ella probaba cantidades industriales de ají.

O… mil cosas más. En fin, tantas cosas que podría contar, pero esto no se acabaría nunca.

Lo que si se acabó fueron las dos semanas, y lo tomamos con mucha calma la verdad, aunque claro, también con cierta tristeza, porque ahí hubo mucho cariño, y perder eso duele, y duele hasta ahora, pero uno aprende a vivir con ello.

Ahora que lo recuerdo todo, sé que fue un lindo segundo encuentro, y no sé si habrá un tercero, eso nunca se sabe, eso depende de los tres, de María, de mi y del destino, y este ultimo siempre trae sorpresas, así que lo más seguro es que quién sabe.

Lo que si sé es que siempre recuerdo a la bella María, y no me avergüenza decir que a veces, en las noches, la busco en mi closet, con la esperanza de que esté ahí, escondida, esperándome.

40 comentarios:

Anónimo dijo...

DE NUEVO PRIMERA!!!
WIIII

Anónimo dijo...

"A veces uno no cree en el destino y se queja por ciertas cosas, pero esa vez el destino, o un pésimo arquitecto, o quizás ambos, me ayudaron."

"Cómo son las cosas, tantas anécdotas en tan poco tiempo, porque a veces así es la vida, te da de porrazo una gran dosis de buena vida"
"...y perder eso duele, y duele hasta ahora, pero uno aprende a vivir con ello.eso depende de los tres, de María, de mi y del destino, y este ultimo siempre trae sorpresas, así que lo más seguro es que quién sabe."
"la busco en mi closet, con la esperanza de que esté ahí, escondida, esperándome."
Yo digo: que... casi me matas de un ataque de ternura!, no tengo palabras, cada vez mejoran tus escritos, cada vez hay mas motivos para tu "tristeza" q ahora veo porq es melancolía... eres admirable!, te lo digo seriamente...
Caro (mi amiga) dice:... que ese es el tipo de literatura que le gusta, porque es muy elegante y bonita.
Meli (mi otra amiga) dice:... que es genial tu escrito, que le parece una forma hermosa de describir un sentimiento tan privado y lo sabes expresar de una forma increible, fabulosa...

JAJAJAJA ya tienes 3 futuras compradoras de tus libros en Colombia!

Te quiero Josesitop


besos

Dice dijo...

Genial (:

SOMMER dijo...

No se si es distinto, pero a mi me parece algo con una seña particular, la tuya.
Me gusta, enhorabuena

Abrazos españoles

JoseLo dijo...

Como me dijiste una ves, la frasesita del final es la que mata.
Busca bien en tu ropero.

Rolando Escaró dijo...

vaya suerte la de tener dos puertas en el dormitorio...

eso y de conocer a alguin con quien el tiempo transcurre para mantener frescos los sentimientos

luis sanchez dijo...

Puedo afirmar con 100% de seguridad, que esa noche que el padre de María fue a buscarla a su cuarto y luego al tuyo y se inventaron lo de la cocina y el agua, su padre se dio cuenta del asunto. Pero claro, nada pudo hacer. Ahí está la suerte.
Buena la experiencia.

sujehy dijo...

ya viene mi post mientras esperame en el umbral de tu cuarto....
I AM SO SWEET.....

Unknown dijo...

que rico vivir esas historia, no??tu mas que nadie debe saber jejeje

un bso

Patricia dijo...

Que historia para mas romantica! Y que ingenioso el arquitecto que construyo tu casa , jiji.

Telîthâz dijo...

tu nick es igual al mio, tu vida no

varguitass dijo...

manya, yo también tengo dos puertas en mi cuarto, una que de directo al jardín y otra a un corredor dentro de casa.

así que si algún día quiero algo con el jardinero al toke nomás

jajajajajaja

pucha, quñe decirte, que la historia como experiencia debe haber sido muy tierna, como de cuento, como de novela de 600 páginas, y vivir eso en dos semanas ya es de por sí, haber vivido mucho

quizás Andrea vuelve (te aseguro que sí) porque debe ser de las personas que siempre regresan, de alguna u otra manera, no la esperes porque sería fatal, déjala que se aparezca solita y ten tus brazos preparados para recibirla

salud!!! con yogurt (son las 12 del día psss no te pases)

un abrazo


.

varguitass dijo...

fe de erratas:

dice "Andrea"

debe deir "Mar�a"


m�s huev�n yo...



eeeeeeen fin

.

Víctor Flores Lazo dijo...

Linda historia. Me has capturado de principio a fin. Bien por ti y por María.

La canción última es muy bonita también.

(...) Que todas las noches sean noches de boda
Que todas las lunas
sean luna de miel...

Saludos broer.

xavierjuja dijo...

Cada uno hace su propio destino.

Caminante, no hay camino. Se hace camino al andar.

Saludos :)

Elmo Nofeo dijo...

Alguna vez tenía que ligarte una, mi erectable amigo.

Un apretón de manos (guardando prudencial distancia).

Chio dijo...

me tope con un blog muy ameno! y linda la historia... esos recuerdos locos son los mas profundos. Vuelve Maria!!!

Maria Vanessa dijo...

Y como decirlo, la ultima frasesita me mato a mi =)

Fácil, algun dia estará ahi! Porque aunque el destino puede ser el mas traicionero del mundo, siempre por ahi tiene sus laditos amables =)

Besos!

Habitarás mi ocaso dijo...

No deberias preocupare si es mas de lo mismo o no. Podrias alegar que no es repetición sino que es tu estilo para contar tus vivencias.

Sea o no mas de lo mismo, a mí me agrada leerte.

Tu falta de palabras en tu último comentario en mi blog es tan ambiguo a la interpretación...

Besos

Jassy dijo...

¡Precioso! Lo leí todo oyendo a Sabina jejeje.
De lo bueno poco dicen, no? pero esas experiencias intensas nos hacen vivir de nuevo al recordarlas. Que suertuda Maria, quien sabe y el destino los reuna nuevamente...
que todas las lunas sean lunas de miel y que las verdades no tengan complejos
beso!

Nathaly dijo...

Cuando saques un libro de anécdotas me pasas la voz para ir a Lima a comprar el original. Me gustó mucho la narración, es de aquellas que te atrapan porque son fáciles de leer, te transmiten la situación y te generan envidia ...

Saluditos y por primera vez escuché a Sabina.

Dice dijo...

que extraño eres , fuiste y seras jose...

sujehy dijo...

Me embeleso, acaso es eso lo que estoy haciendo yo en ese tiempo esperando en un closet a ver si alguno por sencilla indiscreción amorosa me busca allí…no quiero aturdirme quiero ir al encuentro…
Eres un dulce, como tu mismo lo cuentas y por que en nuestras fragmentas pero sensitivas pláticas lo he comprobado…
Te dejo la portezuela al trozo de mis ensueños calidos esta oscuridad….aporta una botella de licor que yo me presento con melodía y agrado …a distancia son mejor los encuentros amistosos…. cariños.. suje

BETTINA PERRONI dijo...

En verdad que te imaginé contándonos estas vivencias... si que te han dejado recuerdos gratos... todavía recuerdo a "you are so sweet" jejeje.

Gracias por compartir... Mary vivirá siempre en ti.

Saluditos,

BETTINA PERRONI dijo...

Y mi comentario!! :|

Nohelia dijo...

Lindas........... me declaró estudiante de tus historias, siempre son encarretadoras.

Bechos

Pollo especialista dijo...

muy bueno como todos los post que escribes...

KARMILA dijo...

Vaya niño (y niño te lo digo de cariño, porque en mi país asi se acostumbra), en realidad disfrute mucho tu post, creo que en verdad es un pasaje de tu vida hermoso y tierno,y como bien dices, nose si vaya a ver otro reencuentro con Maria, pero si se que esos momentos que viviste estan bien atesorados y creo que ella tambien los recordara.

No sabes como lamento no a ver podido venir antes, pero ando como loca con el trabajo, pero creeme que disfrute muchisimo tu post.

Besos¡¡¡

Heroína Frívola dijo...

Que te tiemble el corazón por alguien... ufff que fuerte sentimiento.

Katty Velasquez dijo...

Linda historia, lo que màs me gustan son las frases. Me gusta mucho la melancolía y me gusta la canción de Sabina: "Que no te compren por menos de nada, que no te vendan amor sin espinas, que no te duerman con cuentos de hadas, que no te cierren el bar de la esquina". Lo máximo, Sabina y tú.

Kim Basinguer dijo...

Preciosa historia, ojalá que el destino la traiga de nuevo,¿te escribes con ella?¿ es probable que vuelva?¿porque escondidos?
Me encanta Sabina.

Basquiat dijo...

hey, recien puedo comentar, realmnte sabes como atrapar con tus relatos, me han gustado mucho, el de la extranjera tambien muy bueno y hasta uno q otro recuerdo ha saltado, saludos.

El perro andaluz dijo...

¡Buena mataor! la vida es bella cuando no está siendo una mierda.

Leslie dijo...

las dos semanas no acabaron... seguiran vivas mientras las recuerdes con tanta claridad y sonrisas...
Me causa mucha gracia la parte de "mi ereccion y yo".... como si fuera "yo y mi eterna acompañante" jajajjaa

Me encanto "ojala que siempre sea verano en nuestra cama"...

Escribes super bien... es siempre grato leerte... y bueno, termino diciendote... deberias escribirle un mail a Mary y contarle esta historia!!! jajaja

Un abrazo!

markín dijo...

Y viene a mi mente:

"Tú, no tienes Marías que se van"
el hombre si te sufre,
el Dios es él"
(...)

Pero, no se fue, queda en ti, como cada maría que hay en nuestras vidas, como cada soplo de recuerdo añorado.

Chau

maria. dijo...

que envidiable.
y lo de maria...
es que son tantas marias!!
lo repito.
envidiable.
casi delicioso.

Unknown dijo...

ya encontraras una nueva maria ;)

ando... dijo...

Las noches furtivas, el calor febril de un par de pubertos...
excelente mi buen...

Dennisa Enmarañada dijo...

Por ahí leí q el tiempo de vida del amor es de 3 meses, por la intensidad de los sentimientos y el afloramiento de las pasione.

Yo lo viví en 3 meses, tú viviste lo de 2 años en 2 semanas, que tierno, que dulce, que intenso, que rico...que triste.

Se perdona la tristeza, siempre y cuando recuerdes que siempre hay una Maria para un Jose

:)


Besos mil!

Dennisa---> tres Marías tres

Giank dijo...

q pedazo de cancion, Sabina ... lo maximo con esta cancion me caso