lunes, 15 de septiembre de 2008

Días iguales, días distintos



Martes 2 de septiembre
Ayer no la vi, pero hoy iremos al cine. Nunca me han gustado mucho las películas animadas, pero hoy iré a ver una. Y no sólo eso, sino que será una que no me llama la atención en absoluto: Wall-E. Pero iré. Porque iré con ella. Al momento de comprar las entradas dudo; quiero ver Shine a light (de Rolling Stones), pero ya le prometí ver esa cosa animada, así que entramos. A mitad de la película empiezo a dormitar, pero ella me despierta, haciéndome reír o besándome. Después, caminamos bajo ese esbozo de lluvia que tenemos en Lima, y conversamos y reímos, y así pasa la tarde.

Miércoles 3 de septiembreElla y yo vamos al teatro. Una obra en la que se “encuentran” e interrelacionan varios personajes de obras literarias peruanas. Es interesante, diferente, pero no genial, no regresaría. Saliendo del teatro, en la Alianza Francesa, caminamos hasta la avenida Angamos, y entramos al “peruanito” una lugar donde venden diversos tipos de sándwiches (?) y otras cosas más. Ordenamos. El primer piso está lleno, así que vamos al segundo. Solo hay un par de personas, casi nadie. Comemos, conversamos, reímos, discutimos, nos abrazamos, nos besamos. Antes de irnos, entro al baño. Al salir, ella se acerca hacia mí y nos besamos. De pronto, ve algo y observo en sus ojos una chispa maliciosa. Me mira, mira alrededor y con los ojos me señala el baño. Le pregunto: ¿Si?; ella responde: ya. Y entonces entramos, y en el baño, entre risas y besos, lo hacemos.

Jueves 4 de septiembre
Vamos al centro de Lima. Almorzamos cerca a la Plaza Mayor. Caminamos, reímos, discutimos, nos abrazamos, nos besamos. Pasan un par de horas y vamos al bar del hotel Maury, lugar histórico, donde se supone se inventó el Pisco Sour. El lugar es encantador, y los tragos buenísimos. Ahí bebemos y lo de siempre, que siempre es nuevo: conversamos, reímos, discutimos, nos abrazamos, nos besamos. Cuando se acerca la noche, vamos a un lugar más privado y… todo queda en privado.

Viernes 5 de septiembreElla tiene clases y no tiene mucho tiempo, así que nos vemos solo un rato. Después de caminar sin destino, decidimos ir a comer. Yo amo, adoro e idolatro la pizza, así que no hay mejor elección que ese delicioso manjar. Evaluamos las distancias y el tiempo que tenemos, y nos dirigimos al Domino’s de la avenida Benavides. Al llegar, el lugar está vacío, solo están los vendedores. Mejor para nosotros. Ordenamos. Conversamos, comemos, reímos, discutimos, nos abrazamos, nos besamos. De pronto, nos damos cuenta que los vendedores tampoco están. El lugar está desierto. Entonces, en un acto casi inesperado para mí (sobre todo por el lugar y el hecho de que eran las 2 de la tarde), ella empieza a tocarme indebidamente, en pleno fast food, para pasar a bajarme el cierre del pantalón y complacerme con sus labios divinos y esa lengua bendecida por los dioses del placer.

Sábado 6 de septiembreNos encontramos en la tarde. Después de acompañarla a ver ropa y un mp4 (zzz) tratamos de decidir dónde ir. Cómo ninguno de los dos se decide, apuntamos en papelitos diversos lugares. Gana, nuevamente el Centro de Lima. Comemos y después pasamos por el bar Queirolo, pero sólo vemos cómo está el ambiente y no nos convence, así que vamos a otro bar histórico, El Bolivarcito, en el hotel Bolivar. El primer piso está repleto, así que nos dirigimos al segundo. Está vacío. Ordenamos, y después nos quedamos completamente solos, y entonces nuevamente nos entregamos a los placeres de la vida, a los mejores, a los prohibidos.

Domingo 7 de septiembreEs casi de noche y vamos a tomar un café. Conversamos, reímos, discutimos, nos abrazamos, nos besamos. Días antes hemos decidido tener un pequeño viaje, por fin de semana, así que llevo mi laptop y vemos los diferentes lugares a los que podemos ir. Por sobre todos, prevalece uno. Nuestro primer viaje juntos ya tiene un destino establecido.

Lunes 8 de septiembreSolo tiene dos horas antes de regresar a clases, y las aprovechamos para hacer una de las cosas que más nos gusta: comer. Los resultados de esta forma de goce ya están dando resultados, pues desde que la conozco estoy aumentando un kilo por semana, pero no importa. Ahí, comemos, conversamos, reímos, discutimos, nos abrazamos, nos besamos. Y hacemos planes para el día siguiente.

Martes 9 de septiembre
Vamos a almorzar al “Aguajal”, un lugar donde venden comida y tragos típicos de la selva. Comemos cecina con tacacho. Una delicia. Para tomar, pedimos tragos con nombres peculiares, que además se supone son afrodisiacos. Ella ordena “Ni tan virgen”, y yo “Rompe cuero”. Nos reímos de lo complementarios que han resultado nuestros tragos. Después, caminamos un rato, conversamos, reímos, discutimos, nos abrazamos, nos besamos. Y pasamos el resto de la tarde juntos… muy juntos… sólo los dos.

Miércoles 10 de septiembre
Nos encontramos. Caminamos, conversamos, reímos, discutimos, nos abrazamos, nos besamos. Vamos a mi casa por primera vez. Conoce mi cuarto. Y nos quedamos ahí… toda la tarde.

Jueves 11 de septiembre
La acompaño a ver ropa al Jockey Plaza, y después, hacemos nuevamente lo que mejor sabemos hacer: comer y beber. Vamos a Chili’s y ordenamos. Lo más gracioso es que pedimos cosas algo “opuestas” (algo que contaré en otro post): yo ordeno una ensalada con “boneless buffalo wings” y ella, una hamburguesa inmensa, con papas fritas. Para tomar, yo pido un “tropical tequila sunrise”, que viene en una copa elegante y es multicolor; mientras ella, pide también tequila pero que viene en una especie de chop, bien masculino. Y entonces probamos esas delicias, y conversamos, reímos, discutimos, nos abrazamos, nos besamos. Y así llega la noche.

Viernes 12 de septiembreDe una manera algo improbable terminamos, nuevamente, en el Centro de Lima. Caminamos como nunca antes. Desde el palacio de justicia hasta pasar por el mercado central – donde comemos picarones – y llegar a la Calle Capón – donde comemos Min Pao –. Además, ella ve miles y miles (quizás millones) de chucherías, y yo, casi desfalleciendo, cansadísimo, la sigo. Pero no todo termina ahí. Salimos de la Calle Capón y seguimos caminando. Pasamos por la Avenida Abancay, y seguimos; pasamos por la Plaza Mayor, y seguimos. Hasta que llegamos a la Alameda Chabuca Granda. Entonces comemos anticuchos de carretilla, deliciosos, y además puedo descansar. Finalmente, después de caminar, conversar, reír, comer, discutir, abrazarnos y besarnos, todo el día, regresamos a nuestras guaridas.

Sábado 13 de septiembreVamos a Barranco, lugar que nos encanta, y caminamos por los lugares que más nos gustan. Después, vamos a comer al lado del Puente de los Suspiros y pasamos un buen rato ahí. Luego, vamos a la Posada del Ángel y tomamos de los mejores tequila sunrise que hemos probado en nuestras vidas. Para mejorar aun más la noche, llega una de las personas que cantan en los locales de la Posada, y toca canciones de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Joaquín Sabina. Una noche perfecta.

Domingo 14 de septiembreVemos el clásico (de futbol de Perú). La U pierde y estoy molesto, pero ella, después de gritar – traicioneramente – los goles de alianza, me levanta el ánimo. Luego, vamos al Tony Roma’s y comemos y bebemos. Y así pasamos el domingo, caminando, conversando, riendo, comiendo, bebiendo, discutiendo, abrazándonos y besándonos. Aunque lamentablemente no es un día perfecto. Perdimos el clásico.

Lunes 15 de septiembreEn unas horas me encontraré con ella. Como ocurre a veces, no sabemos qué vamos a hacer. Pero estoy seguro que será algo distinto, y a la vez, igual que siempre, memorable y único.